
Rubio
Rubio era un gatito que vivía en mi pueblo, le veía de vez en cuando ya que su zona era una distinta a la mía, era un gato esquivo o eso parecía, yo llevaba viéndole pasearse por el pueblo unos 5 o 6 años por lo que calculamos que podría ser su edad.
Con el paso del tiempo empezó a venir mas por mi zona, cada vez se acercaba mas y poco a poco pude comprobar que en el fondo le gustaban mis caricias. Un día cuando venía a comer pude verle que le faltaba pelito en el cuello y en parte de sus patitas por lo que después de consultar con la veterinaria le puse una pipeta, y lo mejor es que no dijo nada ni hizo un mal gesto.
Pocos días después desapareció y estuve bastantes días sin saber de él, por un lado pensaba que quizá habría alguna gatita en celo, pero por otro lado pensaba que podría haberle pasado algo… pocos días después me dan aviso han visto a rubio y no estaba bien le salía algo por el culete, me puse en lo peor por las experiencias que anteriormente había tenido con otros gatitos y este problema. Fui a buscarle sin éxito en mis búsquedas, hasta que un día apareció le intente coger y se escapó, esto se repitió en varias ocasiones sin buenos resultados hasta que por fin un día que salimos en su busca le encontramos y conseguimos cogerle, no sin antes sudar la gota gorda hasta que pudimos meterle en un transportín, rápidamente nos fuimos al veterinario la cosa no pintaba nada bien en su primera exploración, tanto por el grave prolapso rectal que sufría como por el estado que presentaba el peque, estaba totalmente deshidratado y muy débil. Teníamos que dejarle ingresado para que se recuperase un poco con suero antibiótico y antiinflamatorio y sobre todo calorcito.
Al día siguiente tras sedarle para poder dar una buena valoración nos llama el veterinario, la cosa no pinta bien tiene mucha parte de intestino afectado, esta necrosado y no podrán asegurar que supere la operación, el postoperatorio y si superase las dos cosas podría quedar afectado el esfínter. Teníamos que decidir en cuestión de minutos si intentarlo o dormirle ya que las expectativas no eran muy buenas, aun así decidimos intentarlo, se lo merecía por luchador!!!
Supero la operación y pronto le tendríamos en el albergue luchando y aferrándose a la vida, el postoperatorio iba a ser duro muy duro, entre otras cosas había que provocarle diarreas para que su intestino no trabajase y pudiese recuperarse, para eso tendría que aplicarle un jarabe en las comidas, también tenía que darle varias veces al día varias medicaciones, eso me preocupaba por el hecho de ser un gatito callejero, llego el momento de aplicarle su medicación y para mi sorpresa se lo pude dar sin oponer ningún tipo de problemas, ni un mal gesto, ni un bufido al contrario me respondía con ronroneos. Con el paso de los días el pobre rubio se escocía cada vez mas provocado por las diarreas, intentaba limpiarle pero no se dejaba mucho, imagino que le dolía mucho, pero era necesario mantenerle así para que su intestino se recuperase 100%. Así pasábamos los días y cada día que pasaba con él le iba queriendo y admirando mas, verle su lucha diaria me hacia coger fuerzas para dedicarle tanto tiempo que es lo que el necesitaba. Como iban pasando los días, yo cogía más y más confianza de que estábamos superando esto y que pronto estaría recuperado y viviendo feliz y sin dolores.
Íbamos camino de las tres semanas desde su operación, ya apenas tomaba medicación y estábamos retirándole el jarabe por lo que venía la prueba de fuego, ver si su esfínter funcionaria.
Hasta que llego el viernes, aquel maldito viernes que fue el inicio de lo peor, ya había estado con el por la mañana y al mediodía como cada día para limpiarle desinfectar la habitación y ponerle aloe vera en su escozor para que fuese curando, sinceramente le vi bien, jamás me imagine que por la noche iría y me encontraría con aquel percal. Pero así fue cuando entre en el albergue no me llamó como hacía en cuanto me escuchaba, ya me sonó raro y cuando fui abrir la puerta algo la bloqueaba era rubito totalmente tirado en el suelo sin fuerzas para levantarse, conseguí abrir la puerta cogí una manta y me le puse en brazos mientras esperaba que llegase la veterinaria, tardo muy poco en subir pero se me hizo interminable, cuando llego le puso suero para hidratarle y volvimos a darle antibiótico, parece que se espabiló bastante y así le deje descansar. Al día siguiente tenía que ponerle yo suero varias veces al día, para mi suponía un mundo, nunca había pinchado a parte del respeto que le tengo a las agujas, pero sabía que era necesario rubio lo necesitaba así que tras la explicación y enseñanza de la veterinaria lo hice, le pinché!!! Me había atrevido y solo esperaba que le hiciese bien, paso el sábado, no terminaba de recuperarse, estaba como cansado, sin fuerzas y casi casi diciéndome adiós, el domingo le paso igual, cada vez quería comer menos, el domingo por la noche estaba un poco mas espabilado pero le note raro muy raro, a pesar de que se levanto le notaba tan raro que me hacía suponer lo peor. Así me fui a casa para volver el lunes prontito a ponerle el suero… ya no hizo falta cuando entre me le encontré totalmente tirado en el suelo con una respiración muy flojita pero saco las fuerzas suficientes para ponerse en dos patas pidiéndome que le cogiese, le tape con una mantita y me le puse encima, estaba muy frio y ya me imaginaba el final de esta historia. Pasamos cerca de dos horas, el mirándome y yo rogándole que luchara que no se fuera pero no pudo más y se fue.
Fue muy duro decirle adiós, los sentimientos se chocaban sabía que habíamos luchado y sobre todo juntos, me había dado muchas lecciones este precioso rubio pero al final tanta lucha no sirvió de nada, pero ante todo mereció la pena intentarlo.
Hasta siempre rubio siempre te recordare y te llevare en mi corazón.
Patty