La experiencia de Marta

Conocí La Gatera buscando asociaciones o protectoras de animales, en especial de gatos, a través de internet. En su momento, en el año 2014, es decir, que llevo 8 años como voluntaria, no había muchas que se dedicaran casi en exclusividad a los gatos. Y si había, su forma de acogerlos, normalmente en jaulas, no me parecía la mejor manera de cuidarlos

Lo que más me atrajo de La Gatera, fue y sigue siendo la peculiaridad de que tienen su sede, el albergue de los gatos, en un pueblecito de Segovia, donde hay muy pocas casas, siendo una de ellas donde viven los gatos y, a donde los voluntarios acuden diariamente a realizar labores de alimentación, limpieza, medicación, juegos etc.

Una casa vieja del pueblo que gracias al trabajo, esfuerzo y buena voluntad de los socios han ido arreglando y reconstruyendo, para que el sueño de La Gatera fuera y sea posible, cumpliendo ya sus 10 años funcionando.

Los gatos viven en salas amplias, bien acondicionadas y adaptadas a sus necesidades mientras esperan a ser adoptados.

Me desplazo al albergue una vez al mes, en fin de semana, en tren desde Madrid que es donde vivo. Me recogen en coche y me llevan a la estación un voluntario/a, ya que el albergue no está bien comunicado. Allí hago labores de limpieza, alimentación y sobretodo mucho juego, para que sean lo más sociables posible y para que su adopción sea lo más pronto posible también.

Ayudo en mercadillos, cuando tengo tiempo para ello y en otras propuestas o necesidades que puedan surgir. Junto con un amigo, publicamos fotos de los gatos, posibles eventos etc en Twitter.

Sólo encuentro aspectos muyyyy positivos de ser voluntario. Principalmente, es el el de dar tiempo y cariño de manera desinteresada, sin necesidad de otra recompensa que el de recibir también cariño y paz. Es un vínculo, el que se llega a tener con los animales, que difícilmente se explica con palabras, solamente se siente de corazón. Y en los tiempos que vivimos, es algo de lo que en nuestras vidas rápidas de trabajo y obligaciones, es difícil encontrar.

El voluntariado, de la índole que sea, lo recomendaría siempre, porque es algo que la persona busca porque se lo pide el corazón, viene de muy dentro.

Sufres en algunos momentos, cuando hay que decir adiós a alguno de los «peluditos» porque como decimos entre nosotr@s, se ha ido al arco iris de los gatos o cuando enferma o cuando le adoptan, porque hay un sentimiento de alegría y pena a la vez, pero todo eso forma parte de la vida y te enseña a que seguir colaborando con La Gatera no es un objetivo ni una meta, sino un camino como lo es tu propia vida.

Gaterita Marta😍

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