
Como unir dos gatos desconocidos sin morir en el intento
Como unir dos gatos desconocidos sin morir en el intento
Cuando decidimos compartir nuestra vida con un gato por primera vez, queremos ir despacio para hacer bien las cosas, queremos tener nuestro tiempo para dedicarlo a la nueva mascota. Disfrutamos como nadie con sus monerías, descubriendo la comida que más le gusta, sus sitios preferidos, los juguetes que le vuelvel loco, las caricias con las que más ronronea, etc. Pasado un tiempo, cuando ya hemos descubierto que no sólo somos capaces de atender a un gato como se merece, sino que además hemos sobrevivido a los jarrones rotos, a los agujeros en las cortinas y a limpiar el arenero, empezamos a pensar en nuestro tan querido gato.
Cuando nosotros no estamos en casa, nuestra mascota está sola. No dispone de televisión, internet, videoconsola, amigos con los que quedar para tomar un aperitivo, ni actividades extraescolares. Es en este momento cuando recordamos la voz de las personas de la asociación donde adoptamos a nuestra mascota. Recordamos que nos decía que mantener a un gato o dos no es tan diferente ni cuesta mucho más tiempo o dinero, pero que para nuestras mascotas sí hay una diferencia importante. Porque además de nosotros, tienen un compañero de piso o un amigo del alma, con el que compartir su vida de una forma más felina que nosotros no podemos aportar.
En este momento, estamos pensando en adoptar a otro gato, pero tenemos muchas dudas.
1. ¿será mejor un macho o una hembra? Tratándose de gatos castrados, no es tan importante el sexo como el carácter del nuevo compañero.
2. ¿mejor un cachorro o un adulto? depende del carácter de nuestro gato. Los hay más tolerantes y otros más territoriales. También debemos tener en cuenta si nuestro gato es juguetón, mimoso o asustadizo.
A partir de aquí, empezaremos a mirar fotos, buscar en diferentes protectoras gatos que se adapten a lo que hemos decidido. O mejor aún, iremos a nuestra protectora de confianza, les explicaremos lo que hemos decidido y nos dejaremos asesorar por la gente que conoce a los gatos que hemos visto en foto.
Es importante tener en cuenta el aspecto sanitario del nuevo gato. Vacunaciones y desparasitaciones al día, quizás ya esté esterilizado,… y sobre todo, que tenga hecho el test de leucemia e inmunodeficiencia. Es decir, debe cumplir los mismo requisitos veterinarios que nuestro gato de casa ya tiene hechos.
Una vez ya tenemos a nuestra segunda mascota, queremos que llegue a ser amigo del alma de nuestro gato, por lo que tomaremos todas las medidas necesarias para que sus encuentros sean agradables y relajados. Sin embargo, es algo más complicado que llegar a casa, abrir la puerta del transportin y decirles: “mirad, ahi teneis a vuestro nuevo amigo”.
Los gatos son animales territoriales. Cuando traemos un gato nuevo a casa estamos invadiendo el territorio de nuestra mascota con un ser extraño, y hemos sacado al gato recién adoptado de lo que hasta entonces era su casa.
Así que el primer paso es encontrarle un nuevo hogar al gato que acabamos de adoptar. Lo ideal es una habitación tranquila, donde podamos poner sus comederos y bebederos, un arenero y una mantita que nos hayan dado al adoptarlo para que traiga un olor conocido. Podemos usar feromonas faciales felinas para ayudar al nuevo gato al ofrecerle un olor conocido por toda la habitación.
Si lo miramos desde el punto de vista del nuevo gato, no conoce a la gente que quiere acariciarle, no le suenan los muebles de la habitación ni al gato que huele y oye al otro lado de la puerta, ni reconoce los ruidos de los vecinos, de las tuberías del agua, etc.
Por ello debemos ser pacientes con nuestra nueva mascota. Pasar ratos en la habitación ignorandole, ofreciéndole la mano para que la huela si lo pide, jugando con juguetes de distancia como los tipo caña de pescar, hablándole con voz suave y cariñosa, ofreciéndole comida gustosa, no mirándole a los ojos directamente, etc. Con el tiempo (y este tiempo es diferente para cada gato), veremos que nuestra nueva mascota no nos teme, sino que nos pide mimos; quizás nos maúlle para pedirnos comida húmeda; o espere ansioso el momento de jugar.
Cuando llegue ese momento, hemos conseguido nuestro primer objetivo: que nuestra nueva mascota se acostumbre a nosotros y a nuestra casa.
El segundo objetivo será conseguir que nuestra nueva mascota se lleve bien con nuestro gato de toda la vida. Para ello, les iremos presentado poco a poco y siempre evitando que puedan llegar a las zarpas.
Si tenemos una puerta con cristal por el que los gatos se puedan ver pero no agredirse es estupendo. De esta forma se irán acostumbrando al aspecto del otro, a su forma de moverse, etc.
Si no disponemos de esta puerta ni podemos construir una puerta mosquitera, iremos realizando cambios de territorio e introducción de olores. Algo muy sencillo es coger una toalla limpia y frotarla sobre nuestro gato, después se la pasaremos a nuestra nueva mascota y de vuelta a nuestro gato. De esta forma, cada uno se huele a si mismo como el gato contrario, de forma que “si yo huelo así, lo que huele igual que yo no puede ser malo”.
Antes de soltar al nuevo gato por la casa, debemos darle la oportunidad de reconocer el terreno para que lo considere como una prolongación de su habitación, un sitio seguro y agradable donde disfrutar de buena comida y juego. Para ello, podemos cerrar a nuestro gato en una habitación mientras abrimos la habitación de la nueva mascota para que explore la casa. Por supuesto, luego volveremos a dejar a cada uno en su “casa”.
Cuando las sensaciones sean buenas porque ambos gatos estan tranquilos cuando se ven, se oyen y/o se huelen, podemos dejar a uno de los dos, normalmente el nuevo, dentro de un transportin y abrir la puerta de su habitación para que nuestro gato pueda entrar y oler el entorno del otro.
Por supuesto, si en algun momento vemos a cualquiera de los dos gatos especialmente nervioso, erizado o bufando, los separaremos con tranquilidad y volveremos a empezar en otro momento.
Pensad que al hacer la introducción tan lenta, no se esperan apenas reacciones negativas.
También podemos juntar a los dos gatos cuando les toque la comida húmeda, ya que suele ser lo que más les gusta. Pondremos los platos separados para que no puedan pelearse pero sí que se vayan viendo y relacionando con premios.
Por supuesto cada caso es particular y algunos gatos necesitan ir más despacio e incluir alguna otra técnica, pero consideramos que este es un protocolo sencillo y práctico para la mayoría de los casos en los que deseemos que nuestro solitario gato forme parte de una familia felina más amplia.